martes, 12 de marzo de 2013

Un flipado en bicicleta

David tuvo sus trabajo de mierda los primeros meses, los primeros tres meses, para ser concretos.

Durante ese tiempo no necesitó nada más. Sabía que en ningún sitio ataban los perros con longaniza, y pensaba que, para lo que él quería, que era olvidarse del mundanal ruido, del estrés y el caos del bullicio de la sociedad, lo mejor era eso: tener un curro cualquiera que le pagase las facturas y a vivir. Y desde luego, en Amsterdam no se vivía mal, aun siendo medio pobre. Todavía podía dedicarse a fumar y fumar yerba y hash de la mejor calidad y olvidarse de cualquier cosa que produjese un mínimo dolor de cabeza.



Así que durante ese tiempo vivió en una burbuja de ilusión casi infantil. Como un crío se movía por la ciudad. Sobre la bicicleta, enfundado en mil bufandas y ropa de abrigo, con sus auriculares canturreando por la ciudad, parando casi cada vez que veía un nuevo coffeeshop, explorando menús, precios, calidades... tirando su sueldo de mierda básicamente en porros, para llegar a casa, arroparse en el sofá con la mantita y fumar sin parar.

Y durante ese tiempo jamás sintió tirar el tiempo, sino crecer su ilusión. Se sentía en el fondo liberado de su pasado reciente. Se sentía de nuevo guiri y libre, con mundo por delante, y mil millones de cosas por explorar.

Y durante esos meses también escribió algunos posts....

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