Me pongo firme y me cuadro, justo en el centro de la tienda, sobre los dos escalones que separan los dos niveles. Miro hacia la puerta, con aspecto inquebrantable, cierta chulería impostada. La gente entra por ambos lados del expositor que divide el espacio: algunos buscan camisetas, otros grinders para picar la marihuana, otros algo que comprar a sus sobrinos, y otros, muchos, son sólo curiosos. No falta el que quiere hacer, y hace, fotos a la tienda. Una de nuestras misiones es vigilar y controlar el robo de artículos, especialmente mecheros.
viernes, 29 de marzo de 2013
jueves, 28 de marzo de 2013
"Amigos por decreto"
La conocí nada más llegar a la ciudad, en casa de Julio, donde se había instalado meses antes. En cuanto la vi supe que estaba ante un carácter sin duda especial, con una personalidad muy marcada. Jess es preciosa y, a sus 24 primaveras intensamente vividas, ya lo ha escuchado veces suficientes para créerselo. Es menuda, pero no baja, y destaca su larga negra lisa cabellera, enalteciendo un rostro llamativo de por sí, de acuerdo a cánones universales. Fue verla y constatar su belleza, pero también desconfiar. Se movía con suma facilidad en la conversación, con la tranquilidad de quien sabe -o cree- que todos están de su lado de todos modos. Más allá de su agradable amabilidad al principio, tras un par de conversaciones con ella no tuve más remedio que ponerla en cuarentena: no me inspiran confianza las personas que en su amor propio incorporan una dosis incluso mayor de desprecio ajeno, las personas que basan su poder y su fuerza mayormente en su imagen.
Sin embargo, y pese a saber que ese derroche de energía que es Jess es un peligro potencial para cualquiera, comprendí también desde esa primera semana que Jess es muy similar a mi. Los mismos arrebatos de grandeza, la misma querencia por la palabra, la misma neura y flujo de pensamiento constante... y hasta la misma rabia si las cosas no salen como queremos, si las personas nos niegan nuestra razón. Es un cruel espejo; pero fue como si comprendiese que ella había aparecido en el cuento de mi vida con algún propósito claro, concreto: el narrador que estuviese diseñando mi historia tenía muy clara su necesaria venida.
Sin embargo, y pese a saber que ese derroche de energía que es Jess es un peligro potencial para cualquiera, comprendí también desde esa primera semana que Jess es muy similar a mi. Los mismos arrebatos de grandeza, la misma querencia por la palabra, la misma neura y flujo de pensamiento constante... y hasta la misma rabia si las cosas no salen como queremos, si las personas nos niegan nuestra razón. Es un cruel espejo; pero fue como si comprendiese que ella había aparecido en el cuento de mi vida con algún propósito claro, concreto: el narrador que estuviese diseñando mi historia tenía muy clara su necesaria venida.
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martes, 26 de marzo de 2013
"11:11 : Perseguido por los números"
No me es fácil contar esto, pero tampoco son mis mejores momentos desde que llegué y quizá necesite consejo. Hace meses, muchos meses, empecé a ver números que se repiten. Todo empezó con el 11, aunque semanas después comencé a ver secuencias con el 22, el 33, el 44... Eso sí, el 11 sigue en todos sitios.
lunes, 25 de marzo de 2013
"La fiesta en casa de Carmen"
Desde luego me las prometía muy felices la semana pasada, centrado sólo en pasar a otra fase y seguir mejorando, pero a veces, muchas, la vida es demasiado hija de puta como para darte tanto cuartelillo. Curré todo el finde, pero aun así me escaqueé un rato el viernes a la fiesta internacional a la que quería ir. Eran amigos de Jessy, gente de su curro y algunos españoles más que ya conocía de antes, incluidas Carmen y Chispita, ahora ya caras muy habituales tras decenas de cafés con peta.
En la fiesta todo bien mientras todo estuvo bien. Me estuve riendo con la colección de sujetos variopintos que había, todos cocidos ya o a medio cocer: ucranianos locos, alemanes seriotes, polacos bonachones, algunos holandeses paniaguados por supuesto y algunos españoles liándola, su rol favorito. Bebimos ponche, calimocho y cerveza, y hasta nos hinchamos de lomo, salchichón y tortilla de patatas, gentileza de Carmen.
En la fiesta todo bien mientras todo estuvo bien. Me estuve riendo con la colección de sujetos variopintos que había, todos cocidos ya o a medio cocer: ucranianos locos, alemanes seriotes, polacos bonachones, algunos holandeses paniaguados por supuesto y algunos españoles liándola, su rol favorito. Bebimos ponche, calimocho y cerveza, y hasta nos hinchamos de lomo, salchichón y tortilla de patatas, gentileza de Carmen.
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sábado, 23 de marzo de 2013
Sin prisa ni miedo
Secretamente, le empezaba a pesar la propia pereza, la falta de voluntad. Seguía, y se sentía, demasiado atado a los porros. Vale, todo muy bonito desde su llegada, pero... más allá de fumar legalmente y haber descubierto postales maravillosas y tomado algunas pintas con personajes extravagantes... qué más había en la vida para él?
Su posición en España era más que decente, casi ventajosa, pero le quedaba corta. Tenía correa larga, pero todavía era correa, y él era demasiado libre. Y tenía un compromiso, el compromiso de crecer, de no parar de hacerlo porque sabía que era la única puerta a la felicidad, a su propia autorrealización. Por eso la conciencia empezaba a castigarle. Por un lado, se decía, estaba empezando a cuidarse un poco, a hacer flexiones y pesas, además de seguir practicando sus ejercicios tántricos, casi devotamente. Pero por otro seguía fumando más de cinco canutos diarios, y lo que era peor, empezaba a notar escandalosamente cómo su tolerancia en sangre había aumentado hasta un punto donde fumar apenas le colocaba. Increíble. En el país de la yerba, con la marihuana más potente del mundo, y necesitaba más de un gramo para sentir su estado alterarse.
Su posición en España era más que decente, casi ventajosa, pero le quedaba corta. Tenía correa larga, pero todavía era correa, y él era demasiado libre. Y tenía un compromiso, el compromiso de crecer, de no parar de hacerlo porque sabía que era la única puerta a la felicidad, a su propia autorrealización. Por eso la conciencia empezaba a castigarle. Por un lado, se decía, estaba empezando a cuidarse un poco, a hacer flexiones y pesas, además de seguir practicando sus ejercicios tántricos, casi devotamente. Pero por otro seguía fumando más de cinco canutos diarios, y lo que era peor, empezaba a notar escandalosamente cómo su tolerancia en sangre había aumentado hasta un punto donde fumar apenas le colocaba. Increíble. En el país de la yerba, con la marihuana más potente del mundo, y necesitaba más de un gramo para sentir su estado alterarse.
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Amsterdam, The Netherlands
viernes, 22 de marzo de 2013
"Prohibido fumar tabaco"
En Amsterdam es bien sabido, pero cuando llegas de fuera choca, como no. En los coffeeshops se pueden fumar porros, pero no tabaco; cosas graciosas de las graciosas leyes holandesas. Por supuesto esto tambien hay que encajarlo en la doble moral de estos falsos hipocritas que son los dutchies (sorry, but true). Y es que, aunque no sea la primera vez, ayer en el Abraxas me lo volvieron a hacer.
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jueves, 21 de marzo de 2013
"Abuso laboral en toda regla"
Basta. No tengo ganas ni de escribir. Iba a trabajar hoy 8 horas en la tienda, y me viene bien porque cobro por horas y tampoco trabajo muchas. Pero claro, lo que no me gusta es que, sin aviso previo ni antelación alguna, me digan que me tengo que quedar 3 más. Así que hoy he currado once, nada menos. Lamento hablar así, pero empiezo a estar bastante hasta la polla. No se puede vivir así. Para colmo me han confirmado que trabajo el fin de semana, y hay una fiesta a la que quería ir. Tengo que encontrar algo como sea, esto no es vida.
Espero tener mejor ánimo manyana, lo siento. El mundo y la vida no han cambiado tanto, todo sigue siendo una mierda. O por lo menos un poco.
Espero tener mejor ánimo manyana, lo siento. El mundo y la vida no han cambiado tanto, todo sigue siendo una mierda. O por lo menos un poco.
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miércoles, 20 de marzo de 2013
"Benditas galletas Triple Chocolate del Albert Heijn"
Lo admito, tengo personalidad adictiva. Me he enganchado totalmente a las galletas de tres chocolates del Albert Heijn, que es como el Mercadona de aquí. Es increíble cómo se deshacen los tres tipos de chocolate en la boca, con las perlitas de chocolatina que recubren la galleta.
Sólo de pensarlo se me hace la boca agua. Si estás muy fumado, no hay nada mejor que puedas comer. Y si te gusta mucho el chocolate... amigo, estás perdido. Si encima, además, tienes la suerte de pillarlas recién hechas (porque las hacen en la panadería de allí mismo), es que va a ser tu día de suerte. Bienvenido al universo de mis tentaciones.
Sólo de pensarlo se me hace la boca agua. Si estás muy fumado, no hay nada mejor que puedas comer. Y si te gusta mucho el chocolate... amigo, estás perdido. Si encima, además, tienes la suerte de pillarlas recién hechas (porque las hacen en la panadería de allí mismo), es que va a ser tu día de suerte. Bienvenido al universo de mis tentaciones.
martes, 19 de marzo de 2013
"Elder, el otro judío de la tienda"
No es que lo sospeche, es que lo sé, es obvio y no se esconden: mi tienda la lleva un clan judío que funciona casi como una mafia. Sólo así se explican las maravillosas atenciones con que se despacha mi jefe, Levy, de Tel-Aviv, con todos los israelitas que se dejan caer por la tienda, ya sea buscándole específicamente o fortuitamente como clientes ricachones dispuestos a tomar Amsterdam en sus maletas en forma de inmortal -y material- recuerdo. Por eso no es de extranyar que contratase a Elder.
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lunes, 18 de marzo de 2013
"Cuando el frío te toca los... ánimos"
No puede ser, es increíble pero cierto. El frío no se va nunca aquí. Tuvimos 8 grados hace una semana, pero fueron tres días, sólo un espejismo. Llevo como un mes sin terminar de curar bien el gripazo que me sacudió. Me duró 3 días, pero aún arrastro una moquera considerable. Aquí, pintando la cosa así, si no te superabrigas... estás básicamente bien jodido. Se te congelarán las orejas, la nariz, la nuca... Para hacerlo más tarde que pronto, os aconsejo que lo hagáis enseguida: si venís a Amsterdam estos días, iros cagando leches a una tienda que se llama HEMA, y buscad pantalones y camisetas interiores, a ser posible térmicas. Las venden a 10 euros, y os podrían -sin exagerar- salvar la vida. Al menos no os la harán más corta, y sí más calentita.
domingo, 17 de marzo de 2013
"Estan intentando sacar un cadaver del agua al lado de la casa de Ana Frank. Ahora mismo."
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Escrito en :
Jordaan, Jordaan
sábado, 16 de marzo de 2013
"Cómo comprar un paquete de tabaco en Amsterdam"
A veces comprar tabaco en Amsterdam puede resultar toda una aventura. Estos holandeses son unos ratas acaparadores, unos malditos calvinistas exacerbados, y hasta comprando tabaco te llegas a dar cuenta, porque tampoco lo esconden. De entrada vas a pagar entre 5 o 6 euros por veinte cigarrillos, que ya está bien, la verdad. Con las 40 palabras de mierda que he aprendido en holandés me apanyo para poder decir algo así como /mag ik een lucky strike, alstublief? (puede darme un lucky strike, por favor?) y entonces, casi sin excepción, estés en la tienda que estés, te dirán, en inglés: "you want lucky strike?" y entonces es cuando ocurre. Se te pone cara de gilipollas y te quedas ahí mirando por un segundo sin saber muy bien qué está pasando. Y qué pasa si yo es que, mire usted, no hablo inglés? O...por qué no sigo tus reglas y te contesto ahora en espanyol, la segunda lengua más expandida? La primera vez que te pasa crees que es de buena fe, porque crees en la bondad universal (tú, pobre iluso). Pero luego te das cuenta que lo hacen adrede, que marcan una barrera que te recuerda que, de algún modo, no eres igual, no eres de aquí. Es una acusación fuerte, sí, pero es lo que hay.
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viernes, 15 de marzo de 2013
"Sexo y lujuria como drogas alternativas"
No me hubiera costado nada hacer las cosas bien con Diana. Supongo que dejas de hacer las cosas bien cuando no te importan demasiado las personas, aunque no esté bien decirlo ni hacerlo. Diana venía a follar, y punto. Sí, alguna vez comíamos juntos o cenábamos, y alguna vez vimos alguna película, pero venía a follar.
Ni lo nuestro iba en serio ni jamás hubiera funcionado, era más como un alivio necesario, satisfacer puras necesidades fisiológicas universales. Era -y es aún, supongo- una tía de puta madre. Con ella nada era un problema, y siempre reía, y todo era bueno. La primera noche que se vino a mi casa fue un desastre: ambos estábamos muy cachondos, y duramos en el sofá del salón apenas un minuto, porque a ella le faltó tiempo para pedirlo: "Por qué no vamos a tu habitación?" Esa noche había bebido bastante, y me habían invitado a unas cuantas rayas, por lo que no hubo manera de poner dura "la cosa".
Ni lo nuestro iba en serio ni jamás hubiera funcionado, era más como un alivio necesario, satisfacer puras necesidades fisiológicas universales. Era -y es aún, supongo- una tía de puta madre. Con ella nada era un problema, y siempre reía, y todo era bueno. La primera noche que se vino a mi casa fue un desastre: ambos estábamos muy cachondos, y duramos en el sofá del salón apenas un minuto, porque a ella le faltó tiempo para pedirlo: "Por qué no vamos a tu habitación?" Esa noche había bebido bastante, y me habían invitado a unas cuantas rayas, por lo que no hubo manera de poner dura "la cosa".
martes, 12 de marzo de 2013
Un flipado en bicicleta
David tuvo sus trabajo de mierda los primeros meses, los primeros tres meses, para ser concretos.
Durante ese tiempo no necesitó nada más. Sabía que en ningún sitio ataban los perros con longaniza, y pensaba que, para lo que él quería, que era olvidarse del mundanal ruido, del estrés y el caos del bullicio de la sociedad, lo mejor era eso: tener un curro cualquiera que le pagase las facturas y a vivir. Y desde luego, en Amsterdam no se vivía mal, aun siendo medio pobre. Todavía podía dedicarse a fumar y fumar yerba y hash de la mejor calidad y olvidarse de cualquier cosa que produjese un mínimo dolor de cabeza.
Durante ese tiempo no necesitó nada más. Sabía que en ningún sitio ataban los perros con longaniza, y pensaba que, para lo que él quería, que era olvidarse del mundanal ruido, del estrés y el caos del bullicio de la sociedad, lo mejor era eso: tener un curro cualquiera que le pagase las facturas y a vivir. Y desde luego, en Amsterdam no se vivía mal, aun siendo medio pobre. Todavía podía dedicarse a fumar y fumar yerba y hash de la mejor calidad y olvidarse de cualquier cosa que produjese un mínimo dolor de cabeza.
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