Salía poco de su agujero, lo cual era normal con la ridícula cantidad que ganaba en la tienda de souvenirs. Trabajar cada fin de semana tampoco le ayudaba en absoluto. Para colmo, cuando salía, lo hacía con sus amigos, los que heredase a su llegada, los de su amigo Julio y algún guiri más que había conocido en la tienda, pero con los que no sentía la misma conexión. Se tomaban unas cervezas, se fumaban unos canutos y cuando querían darse cuenta, ya estaban todos bien borrachos.
David había alargado hasta la extenuación su sensación de "recién llegado a la ciudad", forzándose a disfrutar casi de cualquier cosa, y así había llegado a sentarse a mirar canales, a soltar restos de comida para que los pájaros -de todo tipo- viniesen sin escrúpulos a sus pies a comer, a seguir preciosidades en la bicicleta, a fumarse cigarros observando a la gente pasar, a leer todos los letreros en holandés que encontrase... y sin embargo, estancado con su sueldo y sus horarios imprevisibles, sentía que necesitaba dar un paso adelante.
Preparó su Curriculum con mimo, revisando todos sus empleos anteriores, y poniendo la descripción de los mismos en la mejor manera posible; el arte de venderse con palabras. Lo mandó a todas las compañías holandesas que pudo recordar o encontrar, lo pasó a todos sus amigos y conocidos de la ciudad, que tampoco eran tantos aún, y cruzó dedos. Pero nada pasaba, nadie le llamaba, y conforme pasaban los días y nadie le prestaba atención, empezaba a darse cuenta de que no iba a ser tan sencillo como pensaba encontrar un trabajo decente en Holanda.
En esa situación, y cansado de ver que sus amigos tenían a fin de cuentas una vida hecha y él había llegado para hacérsela pero aún no la tenía, era difícil dejar de fumar porros, lo que llevaba media vida haciendo.
Dedicaba muchas de sus horas libres a leer y ver documentales de los temas que le interesaban. Fueron muchas las horas dedicadas, por ejemplo, a los secretos tántricos que aún no había descubierto. Él era conocedor y había practicado los ejercicios más básicos, pero sabía que dominar todas las técnicas requería tiempo y dedicación, aunque también valía la pena. Sin embargo, esta constante atención al asunto sexual, mezclada con la influencia que para él, recién llegado, aún tenía la ciudad, le iba a conducir a nuevas tentaciones, que le golpearían con fuerza hasta ponerle al límite, algo que él, sin duda, no esperaba.
Y es que David, sintiéndose de algún extraño modo solo, iba a tomar decisiones que cambiarían radicalmente su vida.
Fue así como David decidió, de forma totalmente consciente y por primera vez en su vida, follarse una puta.
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