Hoy he parado a respirar junto al puente de Amstel por un rato. No muy lejos hay un banquito, y a eso de las cuatro ha hecho sol. Yo volvía en mi bici desde el centro, hacia casa, pero sabía que iba a encerrarme y fumar mil canutos, probablemente ver algunos vídeos de los temas locos que me interesan, cenar fuerte y fumar de nuevo hasta morir. Sin embargo me he revelado: no puedo entregarme a esta vida de turista eternamente, tengo que fumar menos y aprender a vivir sin gastar, así que he decidido pararme... a fumar un par de petas pensando en mis cosas.
Me tranquilizan las aguas quietas de los canales, ver las casas flotantes al otro lado del canal. La gente allí hace sus vidas despreocupada, a algunos puedes verlos desde lejos: haciendo la colada, viendo la tele, tocando el piano o incluso haciendo sus flexiones y ejercicios. Me ha hecho pensar. Qué bien estaría terminar encontrado una casita así, algún día. No es fácil lo de la casa por aquí, aunque yo tuviera suerte con la mía. Me quedan dos meses para dejarla y he empezado a buscar, pero los precios son abusivos y no hay nada para uno solo. Compartir casa te pone en la situación de tener que afrontar innumerables castings a lo "Gran hermano" que al final sólo derivan en tardes improductivas buscando casas en Google maps y pasando frío con la bicicleta.
He pensado también, a pesar de que haya sido con un porro en la mano, que debo dejar de fumar y hacer otras cosas, como ser más metódico con mis estudios (ya hablaré de eso), hacer algo de deporte y volver a escribir más, y a ser posible mejor. Sé que tendré que encontrar una casa, pero para ello tendré que tener algo más de dinero, por lo que también necesito un trabajo. Mientras escribo disimulo cierto nerviosismo: nadie responde aunque he enviado el CV a todo el mundo.
El paseo de hoy me ha sentado bien, me ha calmado, me ha traído de vuelta a mi centro, pero ahora, extranyamente, vuelvo a sentir la presión de la casa y el curro. Si quiero de verdad cambiar de fase, pasar a una segunda etapa, tendré que dejarme la piel. De lo contrario, la aventura podría tornarse en la más corta de mi vida...
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