
David había alargado hasta la extenuación su sensación de "recién llegado a la ciudad", forzándose a disfrutar casi de cualquier cosa, y así había llegado a sentarse a mirar canales, a soltar restos de comida para que los pájaros -de todo tipo- viniesen sin escrúpulos a sus pies a comer, a seguir preciosidades en la bicicleta, a fumarse cigarros observando a la gente pasar, a leer todos los letreros en holandés que encontrase... y sin embargo, estancado con su sueldo y sus horarios imprevisibles, sentía que necesitaba dar un paso adelante.
Preparó su Curriculum con mimo, revisando todos sus empleos anteriores, y poniendo la descripción de los mismos en la mejor manera posible; el arte de venderse con palabras. Lo mandó a todas las compañías holandesas que pudo recordar o encontrar, lo pasó a todos sus amigos y conocidos de la ciudad, que tampoco eran tantos aún, y cruzó dedos. Pero nada pasaba, nadie le llamaba, y conforme pasaban los días y nadie le prestaba atención, empezaba a darse cuenta de que no iba a ser tan sencillo como pensaba encontrar un trabajo decente en Holanda.
En esa situación, y cansado de ver que sus amigos tenían a fin de cuentas una vida hecha y él había llegado para hacérsela pero aún no la tenía, era difícil dejar de fumar porros, lo que llevaba media vida haciendo.

Dedicaba muchas de sus horas libres a leer y ver documentales de los temas que le interesaban. Fueron muchas las horas dedicadas, por ejemplo, a los secretos tántricos que aún no había descubierto. Él era conocedor y había practicado los ejercicios más básicos, pero sabía que dominar todas las técnicas requería tiempo y dedicación, aunque también valía la pena. Sin embargo, esta constante atención al asunto sexual, mezclada con la influencia que para él, recién llegado, aún tenía la ciudad, le iba a conducir a nuevas tentaciones, que le golpearían con fuerza hasta ponerle al límite, algo que él, sin duda, no esperaba.
Y es que David, sintiéndose de algún extraño modo solo, iba a tomar decisiones que cambiarían radicalmente su vida.
Fue así como David decidió, de forma totalmente consciente y por primera vez en su vida, follarse una puta.
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