He tenido suerte con la casa. Los holandeses son agarradillos, les gusta el dinerito, pero a la vez, como tienen bastante, les gusta pegarse sus viajecillos de cuando en cuando. Mi casera me ha dejado su casa por 5 meses, porque ella se ha ido de viaje a Italia. Tengo la casa entera para mi por 450 euros, lo que es un chollo, con todos los gastos incluidos: televisión, internet, luz, gas... Además está a 15 minutos en bicicleta del centro, en la zona que queda entre Amstel y Wibaustraat, muy cerca de uno de mis bares favoritos, el Canvas. No me he logrado aún olvidar de la camarera. Tenía pinta de tontita, pero era tan linda...
La casa no está muy decorada, es más bien sobria. Las paredes están vacías, salvo por alguna máscara de madera como de carnaval, algún cuadro abstracto lleno de colorines y bastantes velitas, que el rollo buddha les va mucho por aquí. La cocina está bien, y el baño es un poco básico y soso pero está bastante aceptable. Hasta tengo un pequeño patio, aunque con este tiempo sirve de poco.
No deja de ser curioso lo de las ventanas. Yo uso las persianas que hay en la mía, pero cuando voy por la calle puedo ver lo que hacen todos los holandeses. No en vano fue aquí donde inventaron el programa Gran Hermano, lo que no sorprende para nada viendo cómo viven.
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